Alejandro y el camarero espía
Alejandro es un talentoso escritor venezolano, conocido por su ingenio y su habilidad para crear tramas complejas en sus obras.
Un día, recibe una llamada.
—Señor Alejandro, tenemos una oferta de trabajo para usted.
—¿De qué se trata? Soy escritor.
—Es algo que no tiene que ver con la escritura.
—Cuénteme, por favor. Estoy intrigado.
—Queremos que paralice temporalmente su novela y salga de su apartamento en Caracas para ayudarnos a descubrir a un camarero espía.
—¿Quiénes son ustedes?
—Perdón por no presentarme antes. Soy el director de la EBCE.
—¿Y qué deseas?
—Tenemos una misión especial para usted. Tiene que encontrar y capturar a un camarero espía que actúa con una organización internacional desconocida.
El director de la EBCE se fijó en Alejandro por su facilidad para observar y escribir, lo que lo hacía ideal para pasar desapercibido y recopilar información. Alejandro, intrigado por la propuesta y con un gran sentido de la aventura, no pudo rechazar la oferta.
El primer destino del escritor fue Libia, un país en el norte de África, donde el camarero espía fue visto por última vez. Al llegar a Trípoli, Alejandro se vio desbordado por el entorno caótico y peligroso, pero no dudó en infiltrarse en mercados clandestinos donde es muy común el contrabando y la venta de información. Una noche, mientras investigaba en uno de esos mercados, fue atacado por un grupo de individuos poco amigables. Tras una dura lucha, consiguió salir del peligro y encontró una nota en el suelo:
—El camarero está en la Universidad de la Sorbona de París.
Con una nueva pista, y aparentemente confiable, no dudó en sacar pasajes para su nuevo destino: París. Ya en su nuevo destino, Alejandro se infiltró como profesor de literatura latinoamericana. Con su don de palabra, consiguió ganarse la amistad de estudiantes y colegas. No pasó mucho tiempo antes de que empezara a notar cosas muy extrañas, como notas amenazantes en su despacho y la sensación de ser seguido en todo momento.
Una noche, mientras revisaba las anotaciones del día, la luz de su oficina se apagó bruscamente y alguien intentó atacarlo. Con una lámpara de escritorio, logró defenderse y su atacante huyó. Nuevamente, encontró una nota, esta vez encriptada. Le tomó varios días descifrar el mensaje, pero finalmente lo logró. La nota solo contenía una dirección en Barcelona. Estaba seguro de que era una nueva pista.
Al llegar a Barcelona, Alejandro se sentía más seguro, pero no podía dejar de estar alerta continuamente. Se desplazó a una pequeña ciudad cercana; el mensaje que descifró hablaba de un antiguo café. El café tenía un ambiente nostálgico y bohemio, un lugar ideal para esconder secretos. Alejandro se convirtió en un cliente habitual, tomando notas constantemente y observando a camareros y clientes.
Una mañana, mientras desayunaba, un camarero con pelo rizado y cara de pocos amigos dejó una nota directamente bajo su café. Alejandro la recogió y la leyó pausadamente. La nota indicaba la dirección para una reunión secreta en las afueras de la ciudad, junto a un antiguo faro que servía como guía a los marineros. Al cerrar el local, decidió seguir al camarero que le entregó la nota. No fue fácil; Alejandro se sintió espiado en cada esquina, pero consiguió no perderle de vista.
Al llegar al lugar, el camarero levantó una puerta de reja metálica y entró en lo que parecía un almacén. Finalmente, Alejandro lo tenía cara a cara. El camarero era el mismo que le había dado la nota. Tenía que actuar rápido o sería su fin. Comenzó a hablarle al camarero sobre música, y más específicamente, sobre música con saxofón. Mientras hablaba, se acercó lo suficiente como para actuar rápidamente. De un certero golpe, logró dejar inconsciente al camarero. Una vez en el suelo, lo ató con unas cuerdas que encontró en el almacén. A continuación, llamó al director de la EBCE y le explicó dónde encontrar al espía.
Desde ese día, Alejandro continuó en la pequeña ciudad, llegando a ser un personaje entre los clientes de la cafetería. Mantuvo su papel de escritor, pero ahora con una nueva historia de aventuras y misterio que contar. Su habilidad para observar y narrar no solo lo había llevado a escribir grandes novelas, sino también a vivir una de las más emocionantes de su vida.