La vida de Jordi

2020-03-30T21:08:52+01:0030/03/2020|

Hoy estoy decidido, hoy voy a contar mi historia. Como mi nombre hace suponer, nací en Cataluña, concretamente en un pequeño pueblo, Castellfollit de la Roca, que está situado en La Garrotxa, en Girona.

Vine al mundo un 13 de enero de 1960, en una masía en las afueras del pueblo.

En el pueblo todos nos conocemos y, como en todos los pueblos, hay de todo. Yo era parte de una minoría, una minoría entonces mal vista: yo era gay.

Me empecé a dar cuenta muy joven, con 7 u 8 años. A todos mis amigos les gustaba correr por el campo y ayudar a sus padres en sus tareas pesadas, pero yo no, yo era feliz con mi madre y mi abuela haciendo ganchillo o encaje de bolillos, también llamado “puntes de coixí”.

Mi padre, Joan Armengol, ya me miraba de una manera extraña (con el tiempo me dijo que siempre lo sospechó).

Con el paso de los años, cuando ya tenía 16, ya era muy evidente que yo era diferente a los demás niños. Todos estaban con las hormonas revolucionadas detrás de las niñas, y yo no, yo estaba mas a gusto con los chicos. Y un día pasó. Otro chico del pueblo Daniel, me pidió que lo acompañara al Castillo de Montagut que tenia que recoger algo allí.  Yo acepté al momento porque Daniel era un chico que me atraía bastante, aunque nunca se lo había dicho.

Cuando llegamos al castillo nos sentamos en una roca grande que hay a la entrada, me miró fijamente y me contó su historia, él también era gay. El corazón se me aceleró; no era el único.

Me cogió de la mano y me llevó a un sitio apartado del castillo y allí fue mi primera vez con un hombre. Muchos días soñando ese momento y lo superó todo con creces. Fui feliz en ese rato que pase con él.

Desde ese día estuvimos juntos muchas veces y nadie sospechó nada, pero un día sucedió. Estábamos juntos Daniel y yo, como tantas veces. Y cuando más a gusto estábamos los dos desnudos, apareció alguien de detrás de los muros: Josep.

Josep era un yonqui enganchado a todas las drogas que, con una sonrisa de maldad, se puso delante de nosotros y enseñándonos una cámara de fotos nos dijo que llevaba días espiándonos. Y que o le dábamos 25.000 pesetas o revelaba las fotos y se las enseñaba a todo el mundo. “Tenéis 15 días”, nos dijo.

Estuvimos varios días muy preocupados, sin ganas de nada, Daniel lloraba y lloraba y repetía: “si mis padres se enteran me matan”.

Intentamos reunir el dinero, pero era imposible. Pasamos unos días terribles y cuando faltaban 2 días para que terminaran los 15 que nos dio de margen, pasó.

En el pueblo, las casas están colgadas en lo alto de una montaña y Daniel se asomó por una ventana de la casa y se lanzo al vació. Su cuerpo quedó en el fondo de la montaña inerte, no pudo superar el miedo.

El entierro fue impresionante, estuvo todo el pueblo. Hasta Josep, en un momento después del entierro, se acercó a mí y me dijo

-Todo continua igual, solo que te doy 10 días más para que consigas el dinero.

10 días más y no tenia nada, la verdad es que se me pasó por la cabeza hacer lo mismo que Daniel, pero yo no podía, el miedo me superaba. No tenía valor y eso que estuve varias veces asomado a la ventana pero no podía.

Faltaban 3 días y era jueves y se me acercó Josep y me lo dijo.

-El domingo a las 4 de la tarde te espero en el castillo, trae el dinero o ya sabes lo que pasará.

Y llegó el domingo después de comer aunque yo no comí casi nada. Salí a la calle y me encaminé al castillo poco a poco con mucho miedo. No tenía el dinero, pero pensé que me dejaría un tiempo más para juntar el dinero; ya no solo por mí, más bien por la memoria de Daniel.

Las 4 y nadie, ninguna señal de Josep, y a las 4:15h apareció. Se acercó pausadamente y cuando estaba cerca me habló.

-¿Tienes el dinero?

-No, pero déjame un tiempo y te lo conseguiré

-Lo siento, se acabó el tiempo. Mañana llevaré las fotos a revelar y las verán en todo el pueblo.

-Por favor, déjame más tiempo.

-No, no y no.

Dicho esto se dio la vuelta y se marchaba. Todo sucedió muy deprisa. No sé por que, cogí una piedra y corrí tras él. Le golpeé la cabeza, y cayó sangrando como un cerdo, la herida era muy grande. Me quedé en blanco, no sabía que hacer, me acerqué y comprobé si respiraba. No, no respiraba, estaba muerto.

Corrí sin dirección y en una fuente cerca del castillo, me lavé las manos que estaban llenas de sangre y me fui a casa. Y me encerré en mi cuarto. No tardaron ni 2 horas en encontrar el cuerpo de Josep.

Pasaron varios días, le hicieron la autopsia y nada salió, había muerto por golpe en la cabeza. El pueblo estaba revolucionado, en poco tiempo dos sucesos graves, el suicidio de Daniel y el asesinato de Josep. Todo el mundo hablaba y hablaba. La Guardia Civil investigó, pero nada descubrió. Pero yo no podía dormir. Me atormentaba lo que hice y no podía vivir con esa carga. Un día de tormenta lo decidí. Bajé caminando desde el pueblo y me acerqué a la carretera. Empecé a hacer auto stop y antes de 20 minutos me recogieron y me llevaron a Girona. Una vez allí me dirigí a la Guardia Civil, y lo conté todo.

Me encerraron y al poco tiempo salió el juicio, me pusieron 12 años de cárcel, que cumplí solo parcialmente, ya que al tiempo me dieron libertad condicional, y empecé a reanudar mi vida.

Conocí a Pedro, un gay declarado y sin prejuicios, con el cual me casé hace unos años cuando se legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo. Y hace poco adoptamos una niña preciosa en Estados Unidos a través de un vientre de alquiler. Mi marido conoce mi historia. Yo no tuve otra salida en ese momento. A día de hoy no lo volvería a hacer, pero no podemos dar vuelta atrás y estoy arrepentido, pero de alguna manera ya pagué por mi error. Que Dios perdone a Josep por su actitud y a mí por mi actuación y ustedes espero que comprendáis que no siempre se actúa bien pero hay que conocer los hechos para poder juzgarlos y pido perdón a quien hice daño y que Dios me perdone.

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