El perro

Tomás miraba a los ojos del perro. Llevaban muchos años juntos, desde una noche que, paseando por las oscuras calles de su ciudad, en un callejón solitario, se encontraron cara a Cara por primera vez. Sus miradas se cruzaron mientras Ringo (este es el nombre del perro) lo miro a él fijamente y en ese momento se dieron cuenta de que a partir de ese día sus caminos seguirían juntos.

Tomás se llevó a Ringo a su casa y se formó una amistad inquebrantable, nunca se separarían. El perro se convirtió en un compañero, amigo y defensor de su amo, sin importarle las circunstancias.

En este momento, mientras mira a los ojos del perro, a Tomás le vienen a la memoria las muchas aventuras que vivieron juntos.

Aquella vez que decidieron hacer una salida de varios días por un frondoso bosque, Tomás era un experimentado montañero, disfrutaba perdiéndose en los bosques y descubriendo todos sus rincones.

Esta vez fue diferente, la lluvia y el viento hacía difícil circular por el bosque. El segundo día de estar en el interior de aquella selva escucharon un grupo de personas, se acercaron a ellas y después de una pequeña conversación, estaban seguros de que solos no podrían salir de aquel lugar. Compartieron la comida que Tomás siempre llevaba en sus salidas, esta vez necesitaron de la inteligencia del perro para salir de ese lugar, Ringo los guio a través del bosque y en menos de cinco horas estaban en un lugar seguro.

También Tomás recordaba unas vacaciones en Ibiza, donde dos niños estaban en peligro por las fuertes corrientes que ese día tenían en una de las playas blancas de la isla. Ringo no lo dudó, se metió en el agua y consiguió salvar a los dos niños; las lágrimas de los padres y la alegría de todos los bañistas fue algo indescriptible.

Algo inolvidable fue el 15º cumpleaños de Ringo. Tomás celebró una fiesta en un parque cercano invitando a muchos propietarios de canes de la zona, los reunió y durante toda la tarde de ese día el parque fue una fiesta para perros y sus dueños.

Estas son algunas de las emocionantes aventuras que pasaron juntos, a lo largo de los años su amistad creció y se hizo más fuerte, formaron un equipo inseparable y demostrando el amor y la lealtad entre seres de diferentes especies.

Ahora, en este momento, mientras a Tomás se le caen las lágrimas mirando fijamente a Ringo, sabe que la felicidad se está acabando, llevaban una hora en aquella habitación a solas los dos, no dejó en ningún momento de acariciar el lomo del perro, mientras el can no dejaba de mover la cola con suavidad en señal de aceptación del amor que desprendían esas caricias.

Cuando llegó el momento final, Tomás sostuvo a Ringo entre sus brazos, pudo sentir claramente el último latido del corazón de este. Desgraciadamente, una enfermedad irreversible del perro obligó a su dueño a llevarlo al veterinario, que recomendó la única solución para evitar el sufrimiento: sacrificarlo. Tomás, con todo el dolor del mundo y sin poder dejar de llorar, estuvo con Ringo hasta el último suspiro.

Aunque el dolor por la pérdida fue muy grande, Ringo había dejado una huella imborrable en su dueño y en todas las personas que le conocían.