Bar secreto en un crucero
Los reflejos del sol rebotaban en las azules aguas del Mediterráneo, los brillos que despedía el agua parecían brillantes de muchos quilates. Mientras esto sucedía, el famoso crucero Universo surcaba los mares en dirección al siguiente puerto. El barco fue bautizado con este nombre por su inmensidad, grandeza y belleza, era un lujo flotante. En ese momento, estaba repleto de pasajeros que disfrutaban de las comodidades que solo un barco de esta envergadura podía proporcionar.
En esta vida todo tiene un punto negativo, en este caso era un secreto que pocos conocían. En la cubierta 6, detrás de una misteriosa puerta, se encontraba un bar secreto, algo que muy pocos conocían. No aparecía en ningún mapa del barco, en los planos de todas sus plantas tampoco aparecía, por supuesto en las recomendaciones para visitar a bordo tampoco.
Los que conseguían entrar era a través de una misteriosa invitación; una vez les abrían la puerta eran guiados a través de un estrecho pasillo hasta llegar a una puerta donde, gracias a una contraseña de golpes, los ocupantes del bar te franqueaban la puerta y podías entrar. Una vez dentro, la suave música creaba una atmosfera de exclusividad.
A medida que pasaban los días, una sombra sobrevolaba sobre el Universo, rumores de desapariciones comenzaron a escucharse en los rincones oscuros del bar secreto. Algunos decían que los que entraban al bar secreto nunca volvían a salir. Otros decían que eran simples leyendas para añadir misterio y emoción al viaje. Sin embargo, las desapariciones eran reales y las historias envolvían de misterio la atmósfera del lujoso crucero.
Casi todos los desaparecidos viajaban solos, el primer caso que se supo fue el de Manuel, un hombre de negocios que siempre llevaba un traje impecable. Entró en el bar con una sonrisa nerviosa y nunca nadie lo vio salir.
Al día siguiente, su camarote estaba vacío, ni la tripulación ni nadie podía explicar su ausencia. La última persona que le vio fue cuando atravesó la puerta del bar secreto.
El segundo caso fue Elena, una jubilada que viajaba también sola, desapareció después de pasada la tercera noche. Su habitación estaba intacta, pero había dejado de existir para el resto de pasajeros. Las preguntas empezaron a surgir, pero nadie tenía respuesta.
A medida que la historia de los desaparecidos corría de boca en boca, una sombra de terror invadía el crucero.
Algunos decidieron no buscar el bar secreto por temor, pero la tentación y la curiosidad era demasiado fuerte para otros.
En Palermo subió a bordo del Universo Ana, una mujer atrevida y decidida. Subió con la esperanza de encontrar a su prometido Alfonso, planeaban casarse después del crucero, pero él había desaparecido después de visitar el bar secreto justo el día anterior a ella embarcar.
Ana, todo vitalidad y decisión, decidió descubrir el misterio del bar secreto. Consiguió, después de mucho buscar, una invitación para el lugar de las desapariciones. La puerta se abrió y por primera vez pudo ver un lugar con luces tenebrosas y muchos secretos. Se sentía observada en cada paso que daba en el interior del local, entre las muchas mesas vacías, tenía la sensación de estar en un espacio tenebroso. Observó como todos los que entraban perdían brillo en sus ojos, como si el sitio absorbiera energía de los visitantes.
Fue entonces cuando vio un hombre vestido de negro que parecía controlar todos los rincones del local.
Siguiéndolo con todo el temor del mundo, se encontró con una puerta oculta tras una cortina; tras ella, unas escaleras que descendían a un sitio oscuro total.
Con el corazón latiendo a mil por hora y con el sabor del miedo en la boca, descendió las empinadas escaleras, encontrándose con un pasillo iluminado por unas mugrientas luces rojas, y al final del pasillo una puerta de hierro. Ana, con determinación, la abrió y lo que encontró la dejo sin aliento: una sala circular, todo ella llena de espejos. En el centro, una figura encapuchada estaba realizando un rito con un medallón de uno de los desaparecidos. En ese momento comprendió la realidad: el bar secreto no era un lugar para divertirse, era un espacio para absorber la energía de los visitantes, era una puerta a una dimensión desconocida. Las almas de los desaparecidos no estaban entre nosotros, estaban atrapados en esa dimensión.
Unas manos agarraron por detrás a Ana, la arrastraron hasta un punto oscuro del barco y fue lanzada por la borda, a sabiendas de que ella no sabía nadar. No se sabe de dónde sacó las fuerzas, pero Ana consiguió llegar a la orilla justo en el momento que perdió la consciencia.
Fue encontrada por unos pescadores locales que, cuando escucharon su historia, la llevaron a la policía, lugar donde explicó todo lo sucedido.
La policía se personó en el buque, registraron todo el barco y ni rastro del dichoso bar secreto. Desde la primera planta hasta la más alta no se encontró nada, en los registros manuscritos del barco no figuraba ningún desaparecido.
La historia del bar secreto del crucero Universo a día de hoy todavía se escucha entre todos los pasajeros.
¿Verdad o mentira?
Lo único cierto es que nadie sabe el significado de la cabina de teléfono roja en la planta 6.
¿Será la entrada a otro mundo?