Tour de peligros

2023-10-02T16:31:26+01:0002/10/2023|

El grupo policial al que pertenecía Manuel necesitaba una persona para infiltrarla en un grupo ciclista profesional.

Obviamente, tenía que ser una persona que conociera el ciclismo, pudiéndolo introducir como un nuevo fichaje en el equipo.

Manuel tenía todos los números: era un enamorado del ciclismo, participó en diferentes carreras y ganó alguna, incluso a veces pensó en dejar la policía para dedicarse al ciclismo, algo que desechó pronto porque amaba su trabajo en la policía.

La llamada de su superior le dejó un poco intranquilo, no sabía qué le tenían que decir. Entró en el despacho de su jefe un poco nervioso.

—Necesitamos una persona para introducirla en un equipo ciclista profesional y que no levante sospechas, pensamos en usted, por su preparación y conocimientos del ciclismo.

—Me siento feliz de que piensen en mí para esta investigación, estoy preparado para lo que se necesite.

Una vez el jefe le explicó todos los detalles, Manuel tenía tres semanas para ponerse en forma. Algo que no necesitaba, cada día que no trabajaba recorría en su bicicleta 100 kilómetros.

Los entrenamientos fueron duros, se estaban preparando para el tour de Francia. Mientras entrenaban, Manuel notó ciertos comportamientos sospechosos dentro del equipo, su instinto de policía le alertaba de algo más que simples entrenamientos intensos.

Su sospecha se hizo realidad el día que, estando solo junto a uno de los camiones del equipo, abrió uno de los baúles. En principio, parecía todo ropa de los ciclistas, mirando un poco más profundo descubrió paquetes de polvos blancos; era cocaína, también vio paquetes de marihuana. En la oscuridad de la noche, mientras Manuel descubrió la droga, unos ojos le estaban observando.

Conforme fue profundizando en su investigación, Manuel se dio cuenta de que varios miembros del equipo estaban involucrados en tráfico de drogas. Tenía ya muchas pruebas, pero le faltaban las últimas. En uno de los entrenos, al llegar a la cima de una gran montaña, le pidieron que bajara lo más rápido posible. Apenas dos minutos de la fuerte pendiente y Manuel se percató de que los frenos no le funcionaban; intentó con los pies frenar, pero fue imposible, su velocidad era demasiada para frenar antes de la siguiente curva. Finalmente, decidió poner la suela del zapato entre la rueda y la horquilla delantera, con suerte consiguió detener la bici justo delante de un acantilado de la montaña.

Los mecánicos no entendían nada, revisaron todas las bicis minuciosamente como cada día, todas estaban a punto, no tenía explicación el fallo de frenos.

Al día siguiente, el entrenador les dio día de descanso a todos. Manuel decidió hacer un entreno en solitario, cuando atravesó una zona de bosque escuchó disparos, alguien le disparaba desde alguno de los árboles. Su instinto ese día, después del incidente del día anterior, le hizo ponerse chaleco antibalas bajo la ropa de ciclista, eso le salvó: una de las balas le dio en la espalda.

Los comentarios sobre lo sucedido fueron todo lo que se escuchaba en el interior del equipo, se cruzó con uno de los ciclistas más veteranos del grupo, Marcos. Este ciclista al principio no sentía simpatía por Manuel, su edad le hacía sospechoso para dejar el equipo dejando su puesto al nuevo.

Marcos le explicó que sabía que él no era ciclista, que estaba allí por otra cosa.

—Te voy a ayudar, yo tengo pruebas de lo que tú buscas, la droga la pasan en bicicletas especialmente modificadas con compartimentos ocultos para esconder las drogas, tengo estas fotos —dándole a Manuel las fotos de su descubrimiento.

—Perfecto, con estas fotos y mis informes se podrá desmontar la organización —Manuel cogió las fotos y se marchó a descansar al hotel.

Al día siguiente, le despertaron las sirenas de ambulancias y policías cerca del hotel, se vistió rápidamente y bajó a ver lo sucedido.

Lo que vio le dejó helado.

Un camión sin el freno de mano puesto se abalanzó sobre una persona, esa persona era Marcos. El camión le pasó por encima en la pequeña pendiente que había justo delante.

No quiso salir todavía de la investigación, quería descubrir quién mató a Marcos, porque estaba seguro de que fue asesinado por entregarle las fotos.

Mientras investigó todo lo relacionado con la trama de tráfico de drogas, Manuel se enamoró de Sofía, una de las secretarias del equipo. Tuvieron relaciones sexuales muchas veces en las concentraciones y quedaban fuera del ambiente del equipo.

Una de estas veces, la curiosidad le hizo mirar los mensajes del móvil de ella mientras se duchaba, quiso morirse al descubrir los mensajes con uno de los jefes del equipo: estaban preparando matarle antes de que saliera a la luz la investigación, tenía que actuar rápido.

—Sofía, bajo a comprar algo para reponer fuerzas.

—No tardes cariño —replicó Sofía.

Una vez fuera del bloque de apartamentos donde se encontraban, avisó a su jefe de todo, activando la intervención policial.

Un grupo de policías entraron en las instalaciones del equipo ciclista, deteniendo a todos los implicados, mientras Manuel tenía una cuenta pendiente con Sofía.

—Ya estás aquí, cariño, ¿qué traes para recuperar fuerzas?

—No traigo nada, me has traicionado, yo estoy enamorado de ti y tú planeas matarme.

—¿Ya sabes toda la verdad?

—Sí, te voy a detener yo personalmente.

—Tengo un plan para nosotros, solo yo sé dónde hay 2000 kilos de droga en un lugar escondido —Sofía quería salvarse.

—No te creo, dime donde.

Sofía le detalló donde estaba la droga. Manuel se acercó a ella para besarla, un ligero empujón y la caída fue mortal, Sofía murió al instante.

“Al intentar detenerla, la mujer saltó por la ventana, no pudiendo yo impedirlo”, es lo que puso Manuel en el atestado. Un año después, se retiró del cuerpo marchándose a vivir a Brasil. Nadie sospechó nada.

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