Caos en la feria

2023-09-12T12:18:05+01:0012/09/2023|

Como cada año, en el mes de septiembre desde hace bastantes años, la localidad costera celebra la feria del pueblo, una feria que coincide con la fiesta mayor. Esos días el pueblo es muy visitado por gente de muchos pueblos cercanos.

Como casi cada año se esperaban lluvias para algún día de la feria, muchos años las lluvias fueron tan intensas que el pánico cundía entre los visitantes. Una cosa se estaba silenciando: durante los días de fiestas, las apariciones paranormales eran frecuentes en las noches, varios vigilantes las vieron, los organizadores les hicieron jurar que no comentarían nada con nadie, querían evitar a toda costa que bajara la afluencia de visitantes.

Este año se preparaba algo especial, se cambió un poco la feria que estaba a la baja intentando reanimarla, se invitaban a varias ciudades de distintos lugares de la nación. Una de esas ciudades traían caballos para lucirlos durante la fiesta, el primer día los vigilantes de noche notaron a los caballos muy alterados, se movían mucho intentando salir del recinto. Las luces se apagaron durante unos segundos, el guardia pudo ver con claridad como unas figuras luminosas estaban entre los árboles. Pasados esos segundos se normalizó, aunque los caballos continuaban inquietos.

Se escuchaban lamentos durante toda la noche, nadie quería reconocer que las visitas paranormales eran habituales.

El tercer día siempre era el que atraía más visitantes, ese año no era menos: largas colas para entrar, todo el mundo tenía ganas de ver la nueva feria del pueblo costero.

La noticia empezó a correr como la pólvora por la feria, un terremoto de magnitud 8 había sucedido hacía pocas horas en la isla cercana de Mallorca, algunos decían que incluso lo habían sentido mientras visitaban la feria. Las alarmas empezaron a sonar, el temblor de tierra había provocado un tsunami y en pocos minutos llegaría a la costa. Mientras el fenómeno se acercaba, las apariciones paranormales se intensificaron, los fantasmas espantaban a los visitantes creando un caos indescriptible, tiraban ramas de los árboles, abrieron la puerta de los caballos que no paraban de correr por la feria, la gente intentaba huir. Justo en el momento que empezaba a llover fuertemente, todo el mundo se hacía la misma pregunta.

—¿Podremos escapar de esta doble amenaza?

El tsunami ya era visible acercándose a la costa, las apariciones se volvieron violentas, incluso golpeaban a las personas que corrían horrorizadas. Algunos de los expositores intentaban salvar el género que tenían, algo imposible viendo la ola que se acercaba.

La ola ya estaba allí: empezó a arrastrar todo lo que encontraba a su paso. Los más fuertes lograron encontrar refugio en las copas de los árboles, a la mayoría no les sirvió de mucho; el agua arrancó los viejos árboles que no pudieron oponer gran resistencia, los que aguantaron agarrados a los árboles sintieron el pánico de las apariciones que les obligaban a soltarse y dejarse llevar por la ola. Un grupo de excursionistas que ese día visitaban la feria vieron lo sucedido desde un edificio cercano donde se pudieron refugiar, los más pequeños lloraban desconsoladamente, los mayores viendo la muerte tan cerca intentaban calmarlos cantando la canción: La Vall del riu Vermell.

Justo cuando el tsunami se alejaba, una fuerte lluvia empezó a caer sobre el desastre. La lluvia haría más difícil el rescate, curiosamente las apariciones desaparecieron, lo bueno de esa lluvia que alivió el calor y la humedad sofocante que había precedido al desastre natural y paranormal de esa feria.

Se tardaron tres años en volver a tener normalidad en el pueblo costero, la historia siempre recordará aquel verano del 23.

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