Gol
A Garrido, desde pequeño, cuando jugaba al futbol le llamaban ”el tigre de San Luis”. Era un crío de los más pequeños, pero destacaba por encima de los mayores porque tenía una habilidad innata: manejaba el balón como nadie, no se lo podían quitar. Fue creciendo y lo fichó el club que se dio cuenta de sus habilidades antes que otros. El C.F. San Luis, el más importante de la ciudad.
Fue creciendo y cada partido era el más valioso del equipo, siempre se proclamaban campeones con muchas jornadas para acabar la liga.
Un día, siendo ya un jugador muy relevante en su país, se le acercó una persona y le hizo la oferta más increíble que nunca antes le habían realizado.
Un jefe de una mafia local le ofreció mucho dinero para que el siguiente partido lo perdieran.
—Garrido, tengo una propuesta para usted.
—Dígame, señor Fernández.
—Esto que le voy a decir quedará para siempre entre nosotros, ¿de acuerdo?
—Por supuesto, señor Fernández, los periodistas me dan pánico, ya lo sabe.
—25 millones de euros si pierden el próximo partido.
—No puedo hacer eso, señor Fernández.
—Piénsatelo Garrido, ya sabes que suceden muchos accidentes cada día.
El mafioso se alejó del jugador, que quedó cabizbajo pensando. Las últimas inversiones que hizo le llevaron a la ruina, algo que desconocían todos. Ese dinero le ayudaría a recuperarse de las perdidas económicas que estaba teniendo. Lo que más le estaba impulsando a aceptar el dinero era también la gran presión que tenía de los periodistas y aficionados.
Finalmente aceptó el soborno y se dispuso a efectuar el partido más mediocre que nunca antes jugara. Perdía pelotas constantemente y no chutó a puerta ni una sola vez. Todo parecía funcionar, mientras jugaba se dio cuenta de que el árbitro también estaba favoreciendo al equipo rival, estaba haciendo todo lo posible para que perdieran, era algo muy extraño.
A un compañero le hicieron un claro penalti que el árbitro no pitó.
—¿Qué está pasando? —se preguntaba Garrido.
Después del partido decidió investigar más a fondo lo sucedido. Descubrió que el árbitro también había sido sobornado por el mafioso para influir en el resultado del partido, igualmente descubrió que el jefe de los árbitros estaba involucrado en el sistema de sobornos que se estaban haciendo sistemáticamente.
Unas semanas después, la policía efectuó una redada en el despacho del presidente del club, donde descubrieron documentación de que el dinero de los sobornos procedía de la venta de drogas y prostitución que se llevaba a cabo en la ciudad del club.
El escándalo salió a la luz en todos los medios de comunicación del mundo. Durante el juicio, varios testigos declararon sobre lo sucedido. Lo que más bombo tuvo fueron varias prostitutas que declararon que el presidente del club y el jefe de los árbitros eran clientes habituales de sus servicios.
Garrido se sintió aliviado al saber que se había descubierto la verdad y que no era el único involucrado en el escándalo. Pero una cosa si le atormentaba, que su amor por el deporte hubiera sido manchado por el crimen y la corrupción. En ese momento tomó la decisión de retirarse del futbol profesional y dedicar su vida a luchar contra la corrupción en el deporte y a luchar por la limpieza en las competiciones deportivas.
Sin embargo, las amenazas contra él y su familia continuaron, recibiendo frecuentes mensajes intimidatorios por parte de la mafia local para que dejara de remover ciertos asuntos.
Buscó ayuda en las autoridades competentes y asociaciones contra la corrupción. Enseguida se dio cuenta de que estaban muy influenciados por los mafiosos, decidió apartarse de todos y buscar ayuda solo entre su familia y amigos más cercanos. Juntos formaron un equipo para luchar contra la basura en el deporte. Contrataron seguridad privada, tomando todas las medidas posibles de protección.
Con el tiempo, Garrido y su grupo de personas de confianza lograron exponer al resto de la sociedad el problema de la corrupción en el deporte de elite, gracias a su perseverancia se consiguieron grandes cambios en el ámbito deportivo, las competiciones se volvieron más justas y trasparentes.
Desgraciadamente, seis años después falleció en un accidente de coche.