La historia de Jack

2023-03-27T15:37:58+01:0027/03/2023|

La historia de Jack es como la de muchas personas que están en la calle. Algunos por su mala cabeza y otros por sucios asuntos acaban durmiendo en la calle. El caso de Jack era diferente, él tenía un buen trabajo y una esposa encantadora, pero su felicidad no era completa porque no pudieron tener hijos.

Un día, al regresar del trabajo, le llamó la policía.

—¿Señor Jack Pastor?

—Si, soy yo, dígame.

—Su esposa tuvo un pequeño accidente y está en el hospital de su ciudad, acérquese, tiene que firmar una autorización para una intervención quirúrgica.

A Jack se le aceleró el corazón, con su automóvil llegó al centro hospitalario.

—Buenos días, mi esposa tuvo un accidente y la tienen que intervenir, ¿podría hablar con el cirujano?

—¿Cómo se llama su mujer?

—Diana Smith.

La recepcionista tecleó el nombre de la mujer, el informe era claro: fallecida en accidente de tráfico.

—Un momento por favor, en unos minutos llegará el cirujano, entre en esta sala —dijo señalando una puerta cercana. Jack entró en la sala donde encontró dos doctores sentados esperando.

—Su esposa falleció en el accidente.

Justo en ese momento a Jack se le acabaron las ganas de vivir.

Pasó una temporada en casa sin salir, fue despedido del trabajo, el casero le rogó que se marchara si no podía pagar el alquiler.

Al día siguiente de hablar con el casero cogió una mochila, algo de ropa y una foto de su fallecida esposa.

Llevaba dos días caminando. Al salir de un pequeño pueblo encontró un perro herido, el agua que llevaba le sirvió para curar las heridas. Con un trozo de su camisa le fabricó una venda para cubrir la maltrecha pata del animal.

En su viaje vivía en las calles de las ciudades, sobrevivía gracias a la caridad de la gente y a lo que podía encontrar en la basura. Pero Jack no se sintió infeliz, porque tenía un fiel compañero.

Desde siempre había soñado con viajar por el mundo y ahora podía hacerlo, aunque desgraciadamente sin la compañía que él soñó.

El camino no era fácil. A menudo, Jack y su perro tenían que dormir en el suelo, bajo las estrellas, y comer lo que podían encontrar. Pero Jack no se rindió.

Viajaron por montañas, desiertos y selvas. Vieron ruinas antiguas y ciudades modernas y conocieron a muchas personas diferentes. Algunos eran buenos y les daban comida y refugio, mientras que otros los ignoraban o los maltrataban.

Pero Jack siempre tenía a su perro a su lado, y eso lo hacía todo más llevadero.

El perro lo protegía de los peligros y lo animaba cuando se sentía triste.

Finalmente, después de muchos meses de viajar, Jack y su perro llegaron a la costa. Allí encontraron un pequeño pueblo pesquero, donde la gente era amable y acogedora. Jack pensó que ya había visto suficiente mundo y que quería quedarse allí por un tiempo.

En el pueblo, Jack y su perro encontraron un hogar y comenzó a trabajar como pescador. Consiguió una pequeña barca a la que puso de nombre Diana en homenaje a su fallecida esposa.

No tenía mucho dinero, pero tenía lo que necesitaba: un techo sobre su cabeza, comida en la mesa y la compañía de su perro.

Un día salió de pesca con el cielo todavía oscuro, el sol tardaría unas horas en salir. Estaba muy alejado de la costa cuando una lancha motora los embistió, su pequeña barca acabó hecha pedazos y Jack recibió un fuerte golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente.

El perro consiguió arrastrarlo hasta la orilla a pesar del peso, Jack se dio cuenta cuando despertó, tenía alguna pequeña herida en el cuello de los dientes del animal. Junto a él estaba el perro sin vida, acabó agotado de arrastrar a su amo, no pudo sobrevivir.

Jack enterró al perro en la parte alta de la montaña para que pudiera mirar al horizonte cada día.

La policía le confirmó que la lancha con la que chocaron eran narcotraficantes, pasaban la droga a esa hora habitualmente para dejarla en la arena a sus compinches

—siempre son dos personas, uno en la lancha y otro en tierra—.

Jack, durante bastantes días, esperó en la playa para encontrar a los autores de su accidente. Por culpa de ellos había perdido a su perro.

Varias semanas después al fin vio movimiento, una persona en una furgoneta esperaba la llegada de la lancha, Jack no lo dudó ni un momento. Consiguió reducirlo y amordazarlo con las manos atadas a la espalda. Cuando llegó la lancha fue más fácil, no se lo esperaba y también acabó atado con las manos en la espalda.

Al día siguiente, los habitantes del pueblo se encontraron una escena impactante: dos personas en el fondo del mar, bastante cerca de la orilla, atados a fardos de droga como peso para que no pudieran salir a respirar. Ha pasado mucho tiempo y todavía nadie sabe qué sucedió aquella noche.

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