Peligro en el quirófano
Miguel entró en quirófano por una pequeña intervención de varices en su pierna derecha. Todas las analíticas y electro fueron positivas, la intervención se podía realizar. Ingresó en el hospital la tarde anterior y por la mañana lo prepararon para la intervención. Estaba en la planta 3ª de ese antiguo hospital solo, no tenía familia, su historia con la familia la explicaré otro día.
Eran las 8:05h cuando el camillero lo pasó a recoger para llevarlo al quirófano, a las 8:10h entraba en preparación en la sala contigua al quirófano. Todo el mundo estaba equipado con sus batas, gorros y guantes. Lo llevaron al fin, él nunca antes estuvo en un quirófano y le sorprendió la cantidad de luces que ponían sobre él, pero estaba tranquilo, él confiaba en el cirujano, un gran especialista en este tipo de operaciones.
Le explicaron en qué consistía su intervención mientras le colocaban una vía intravenosa, la anestesia estaba preparada, pero antes de que se la pusieran se desató la alarma. Dos individuos de aspecto extraño se introdujeron en la zona de quirófanos y bajo sus abrigos sacaron dos pistolas, buscaban a alguna persona en concreto, pero a quién buscaban? Fueron atando y amordazando a todos los que fueron encontrando. Entraron en el quirófano donde se encontraba Miguel, el cual percatándose de lo que sucedía, se hizo el dormido por la anestesia.
Buscaban al Doctor Buadas, una eminencia en operaciones del corazón. Lo encontraron en el quirófano junto al de Miguel y lo llevaron junto a Miguel y el resto de personal de este quirófano. Querían llevarse al doctor porque un importante terrorista internacional necesitaba una operación urgente y él era el mejor. Miguel seguía todos los acontecimientos con los ojos casi cerrados. Los dos secuestradores estaban de espaldas a él, ya que lo suponían anestesiado. Delante de ellos, el Doctor Buadas, el anestesista y dos ayudantes de quirófano. Les explicaron la situación: los 4 se marcharían con ellos, en una ambulancia, hasta un lugar cercano desde donde una avioneta les llevaría directo hasta el lugar donde se efectuaría la intervención. Los quirófanos estaban rodeados de policías ya, pero los secuestradores sabían que con los 4 rehenes no se atreverían.
Miguel seguía observando todo sin moverse. Uno de los secuestradores dejó el arma en la mesilla cercana a Miguel para cubrir las caras de todos y que no los reconocieran a la salida. Miguel tenía dos opciones: actuar o quedarse quieto. Siempre le acusaron sus amigos de evadirse de los problemas, quizás por eso nunca tuvo muchos amigos. Cogió aire y alargó la mano hacia la pistola del secuestrador que en ese momento estaba tapando las caras de los 4 sanitarios. Tenía que ser rápido y certero, al primer asaltante lo tenía cerca, pero el segundo estaba más lejos. Cogió el arma y golpeó fuerte en la cabeza al que estaba junto a él, el cual se dobló de dolor. El otro automáticamente cogió uno de los rehenes y lo puso de escudo. La cosa se podía complicar, el que estaba en el suelo intentó levantarse pero Miguel le dio un fuerte golpe con la pistola que le dejó KO. El segundo apunto a Miguel con la intención de acabar con él definitivamente y entonces fue cuando el Doctor Buadas cogió un bisturí, y le rebañó la yugular. No tenia otra solución, o el maleante o Miguel y los ayudantes de quirófano.
Cuando el terrorista cayó fulminado, Miguel se puso a llorar desconsoladamente, si él no hubiera hecho nada, posiblemente nada hubiera sucedido. La policía le confirmó que ese grupo terrorista no devolvían nunca a los secuestrados y que no era la primera vez que secuestraban a alguien y después lo ejecutaban.
20 días después, a Miguel lo operaron ya definitivamente y el Doctor Buadas le agradeció su valentía. Varios años después, el Doctor Buadas murió en extrañas circunstancias dentro de un ascensor que cayo al vacío y Miguel apareció en el mar ahogado. Casualidad o causalidad, piensen lo que quieran.