A Ana le robaron la niñez (y II)
Continuamos con la historia de Ana, después del triste episodio con Ana y su madre. Un año después, Laura, la madre de Ana conoció a un hombre, Ismael, y para más señas casado, cosa que no importó lo más mínimo a esta madre. Los dos juntos montaron un bar en Girona, que pusieron de nombre “Bar La Fiesta”. A Ana no le gustaba ese nombre.
Laura, la madre de Ana, se llevo a ella y a su hermano Carlos con ella en Gerona; Ana y su hermano eran felices cuando estaban juntos, que era poco tiempo. Carlos iba al colegio, y Ana trabajaba en el bar desde las 5 de la mañana hasta el cierre aproximadamente las 12 de la noche; cuando se metía en la cama, Ana se caía rendida del trabajo realizado durante todo el día en el bar y algunos ratos cuidando a su hermanito.
Todos los fines de semana venía Ismael el amigo de su madre y ese el bar se cerraba antes, pues Laura y Ismael tenían que pasar cuentas de la semana. Ese día Ana aprovechaba para irse a la cama antes con su hermanito y jugar un rato juntos.
Una de esas noches, después de jugar un rato con Carlos, este se quedó dormido, pero Ana no podía dormir. Se levantó y se dirigió al bar, estaba todo a oscuras y esto le sorprendió, le dio miedo y pensó que su madre y Ismael se marcharon y los dejaron solos.
Entonces Ana encendió la luz y vio horrorizada como en la habitación de su madre, el hombre estaba encima de su madre “¿Que te hace este hombre?”, gritó Ana, asustada.
El hombre saltó de la cama y desnudo como un vulgar gusano se intentaba esconder de los ojos de Ana.
“¡Vete de aquí ahora mismo o te mato!”, le gritó su madre.
Ana asustada se encerró en el lavabo y allí pasó toda la noche, aterrorizada y helada muerta de frío, sin poder salir por miedo a la reacción de su madre. Ismael, por supuesto, se vistió y se marchó, y Laura detrás de él, como una perra en celo.
Por la mañana Laura volvió a abrir el bar y se marchó, pero antes de irse le dijo a Carlos: “Dile a tu hermana que el bar está abierto y que salga pues los clientes están a punto de llegar.” Cuando se marchó, Carlos se acercó a la puerta donde estaba Ana y le dijo con su tierna vocecita: “Mama ya se fue”. Ana salió del lavabo, corrió a vestirse y se puso a trabajar.
Un poco más tarde la vecina de enfrente que escuchó los gritos por la noche se acercó a Ana y le pregunto: “¿Qué pasó anoche con tantos gritos y golpes?”
Ana le explicó todo desde el principioa la vecina, que se quedo estupefacta y asombrada. Le preguntó si tenía alguien que los pudiera venir a buscar. Ana le dio lo único que tenía era el teléfono de una vecina de su abuela, esa vecina, que se encontraba en Sant Pol, la llamó y le contó todo lo que pasaba a la abuela.
La vecina de enfrente volvió al bar y le dijo a Ana que su abuela se ponía en camino y los venía a buscar. Justo en el momento que la vecina se marchaba del bar llego la madre de Ana.
Laura entró en el bar, cerro las puertas, y cogió a Ana con todas sus fuerzas para que no pudiera escapar. Empezó pegándole con un palo de la chimenea y cuando este se le cayó, continuo con las manos y también le arañaba y tiraba de los pelos, y cuando ya le dolían las manos de pegarle y tirarle todo lo que tenía a mano se marchó. Ana quedó tendida en el suelo sin sentido,
Cuando Ana despertó solo veía la carita de Carlos llorando, pues creía que estaba muerta, recobró la consciencia y le dijo a su hermano: “Vayámonos de aquí por qué mamá me mata”. Salieron del bar y la vecina de enfrente los acogió en su casa hasta que llegó su abuela, mientras tanto le limpió y desinfecto las heridas.
Cuando llegó la abuela Antonia, vio la situación de Ana y de como quedó después de la paliza. Se puso histérica y muy nerviosa, no paraba de repetir: “Yo a esta salvaje la mato, ¡la mato!, no tiene corazón, siempre a sido muy mala”. No llegó a verla pues se marcharon a casa de la abuela en Sant Pol de Mar.
Después de este episodio Laura, la madre de Ana, cerró el bar por temor a la cólera de la abuela y regresó a su casa, con la abuela. En el momento que entró por la puerta, la abuela fue directa para Laura y, cogiéndola por los hombros, la sacudió fuertemente mientras la miraba y le dijo: “Si le pones otra vez la mano encima a la niña te mato a palos”. Laura agachó la cabeza y dijo que no volvería a pasar. Por su parte Ana no la creía.
En ese tiempo Laura viajaba mucho a Gerona con Carlos, el hermano de Ana, porque tenía que ser operado de anginas según la madre, y cada semana se marchaba dos o tres días.
Uno de los días que no fueron a Gerona, Ana le pregunto a Carlos que es lo que hacían cuando estaban esos días en Girona y Carlos le contesto: “Es un secreto, mama no quiere que se lo cuente a nadie, pero a ti si te lo cuento tata!!.
Antes de continuar con la historia tenemos que retroceder unos años en el tiempo:
Cuando Ana tenía entre 8 y 9 años, estuvieron viviendo en Francia los dos hermanos con su madre. Iban a un colegio español, con profesores nativos, las clases eran mixtes. Y pasó un triste episodio: Un día el profe pidió silencio, para hacer un trabajo de dibujo y Carlos se dejó los colores en casa. Anale le dejó los suyos diciéndole en susurros que los cogiera. El profe la oyó y llamó a su hermano: “Tiende las manos Carlos”. El niño asustado no puso las manos, en un rápido reflejo el inhumano profesor giro su cuerpo y lo puso de cara a los demás ninos. Con la mano derecha en la cual tenía un sello de oro cuadrado, le dió tal golpe al muchacho que empezó a sangrar fuertemente.
Ana se asustó y, cogiendo a su hermano de la mano, lo llevó corriendo a la enfermería del colegio, no sin antes soltar todos los insultos que le salían.
Cuando lo curaron se llevó a su hermano a su casa y le contó a su madre lo ocurrido. Laura, fuera de si, gritaba que montaría un escándalo al colegio y que conseguiria que al professor lo expulsen del col·legio. Cuando en el colegio vieron lo ocurrido, se asustaron y pidieron a la madre que no denunciara a nadie.
Dos días después, antes de que regresara su madre de trabajar, se presentó el professor y quería hablar con la madre. Le pidió que por favor no lo denunciara que tenía en España mujer e hijos. Laura le pidió al profesor que regresara al día siguiente.
Al dia siguiente, cuando vino el professor, Laura mandó a los niños a jugar a la calle, estuvieron jugando un rato en el jardín delante de la casa. Carlos tenía sed y Ana fue a la casa y llamó, nadie abrió. Entraron Ana y Carlos y escucharon ruidos en la habitación con algunos gritos. Imaginaros el cuadro que encontró Ana… Le subió la rabia y chillaba.
¿Cómo te atreves a estar con el que pegó a mi hermano? Cómo te atreves a echarnos a la calle a jugar!. El profesor se puso los pantalones y se marchó.
Ana ya sabía lo que le esperaba desde ese momento, Laura, su madre, empezó a pegarle como una loca con todo lo que pillaba, puñetazos incluidos. Para acabar le puso un cuchillo en el pecho y mientras apretaba y con los ojos fuera de las órbitas y escupiéndole a la cara le dijo: “¡Te mato yo, te mato!”.
Viendo la situación Carlos, el hermano de Ana, lloraba y solo podía decir entre llantos: “No la mates”. Eso fue lo último que escuchó Ana cuando perdió la consciencia. Cuando despertó estaba en los brazos de su hermano tirada en el suelo y solo escuchaba decir al niño: “Ha matado a mi hermana”, y lo repetia.
Desde que Ana pilló a su madre con el agresivo profesor, la rabia y odio se multiplicó por 1000.
Pero volvemos a la historia: El secreto que Carlos contó a Ana era ese su madre se seguía viendo con ese profesor en Girona.
Al poco de volver con su abuela se fueron toda la família a otro pueblo, Palafolls, un poco más al norte de Sant Pol de Mar.
Laura empezó a trabajar en la cocina de un hotel de un pueblo cercano, Malgrat de Mar. Fregaba platós pero como iba mucho a Girona mandó a Ana a trabajar en su lugar. Al dueño no le gustaba la idea y le advirtió a Laura que no lo podia hacer ni un dia más. Lógicamente la madre de Ana no volvió al trabajo.
Lo que Ana no sabía es que su padre, del que no sabía nada hace mucho tiempo, mandaba cada semana un giro.
Pasado un tiempo, la madre de Ana ya no se llevaba a Carlos a Girona y se marchaba sola.
Un día llegó un señor preguntando por Laura, la madre estaba con la vecina tomando café (tomaba el café por litros). Ana fue a buscarla a casa de la vecina, y ella subió nerviosa y acalorada. Ana se dió cuenta que ese señor era el siguiente amante de su madre. La madre les presento su amigo a los niños y preparó café para ellos y les dijo: “Ir al cine, que este señor os invita, que nosotros tenemos que hablar de trabajo”. Seguidamente los puso de patitas en la calle y la madre, desde la puerta controló que entrarán en el cine, que estaba al final de la calle.
Justo cuando estaban en la pueta del cine entrando, Carlos le dijo a Ana: “¡Tata! yo no quiero ir al cine, ¡yo quiero un helado!”. Estuvieron dando vueltas y comiéndose el helado, hasta que Carlos necesitaba ir al baño. Ana llevó a su hermano a casa, y con la llave que su madre no le había quitado abrió la Puerta. En el salón no había nadie y dejó a Carlos en el lavabo, mientras se acercó a su habitación. Lo que vio la horrorizó. Tenían las dos cames de los ninos juntas y estaban fornicando encima de elles.
Lo siguiente pasa muy rápido: discuten, Ana piensa la paliza que le espera, los golpes empiezan a caerle , guantazos puñetazos y algún mordisco, de golpe todo lo vio negro ,lo último que recuerda Ana es un zapato de tacón de aguja que venia hacia su cabeza y después nada solo oscuridad.
Lo que pasará en la vida de Ana lo podéis seguir en el próximo capítulo de la vida de Ana.